De homosexualidad no se habla en el fútbol. Tema tabú. Se pueden contar con los dedos de una mano, y sobrarían, los jugadores que se han atrevido a revelar que son gays. Pero si un ocho por ciento de la población mundial es homosexual, ¿no hay futbolistas gays? El miedo a la reacción de la grada y a los compañeros de vestuario puede más.En la literatura, en el cine, en la música, incluso en muchos deportes, no es nada extraño que hombres y mujeres revelen que son homosexuales. No en vano, si, según los estudios, un ocho por ciento de la población mundial es gay, lo normal es que ese dato estadístico se cumpla en muchas disciplinas de la vida. Pero en el fútbol, no. Aparentemente, claro. En el mundo del fútbol prácticamente no hay hombres que se hayan atrevido a dar el paso de salir del closet. ¿No hay también un 8% de gays? Seguramente sí. ¿Qué impide que públicamente puedan reconocerlo? Hay cierta unanimidad: el machismo que impera en este deporte, que hasta puede rozar la homofobia. Un jugador que confesara que es gay sería pasto de una parte de la grada, blanco de los cánticos y víctima de los insultos.3/25/2009
El fútbol se resiste a salir del closet
De homosexualidad no se habla en el fútbol. Tema tabú. Se pueden contar con los dedos de una mano, y sobrarían, los jugadores que se han atrevido a revelar que son gays. Pero si un ocho por ciento de la población mundial es homosexual, ¿no hay futbolistas gays? El miedo a la reacción de la grada y a los compañeros de vestuario puede más.En la literatura, en el cine, en la música, incluso en muchos deportes, no es nada extraño que hombres y mujeres revelen que son homosexuales. No en vano, si, según los estudios, un ocho por ciento de la población mundial es gay, lo normal es que ese dato estadístico se cumpla en muchas disciplinas de la vida. Pero en el fútbol, no. Aparentemente, claro. En el mundo del fútbol prácticamente no hay hombres que se hayan atrevido a dar el paso de salir del closet. ¿No hay también un 8% de gays? Seguramente sí. ¿Qué impide que públicamente puedan reconocerlo? Hay cierta unanimidad: el machismo que impera en este deporte, que hasta puede rozar la homofobia. Un jugador que confesara que es gay sería pasto de una parte de la grada, blanco de los cánticos y víctima de los insultos.